By Timothy Williams, Senior Director of Formation and Leadership Development
Serviens in spe, the Society’s motto declares, “serving in hope.” In our contemporary society, and in our human nature, we tend to take the short view of things. We hope for good weather for the weekend, a raise or promotion at work, or a positive result from a medical exam; in short, we hope our plans work out for the best. But these hopes, even when they involve more serious things, are really just wishes for good fortune; they pass quickly, and are soon forgotten, whether they come to fruition or not.
The hope in which we are called to serve as Vincentians is the same hope in which our faith calls us to live as Christians. It is not a passing feeling, or simply a positive outlook, it is one of the three Cardinal Virtues given to us by Saint Paul, who also teaches us that love (charity) is the greatest among them. Indeed, our Rule reminds us to serve the neighbor for love alone. Love is the motive for our actions. Yet, while serving for love, we serve in hope.
Just as the love for which we serve is not a romantic or brotherly love, but a divine and self-giving love, the hope in which we serve is not a temporal or worldly hope. This can be difficult to remember during struggles in our own lives, and it can be far more difficult to remember when we are faced with the struggles of our neighbors, who often face much more serious challenges than our own. What is the hope that we offer to a family facing eviction, or a homeless man whose car just died, especially when our Conference may not even have the money to address these needs?
It’s easy to see that our hopes for weekend weather are not so important; it is much harder to dismiss a hope for food and shelter as merely wishful thinking, yet this is exactly what Christ calls upon us to see when He says “do not worry about your life, what you will eat [or drink], or about your body, what you will wear.” Indeed, it is hope, not money or worldly comfort, that gives us the strength to run and not grow weary, to soar on eagle’s wings, to walk and not grow faint.
Neither our hope nor the neighbor’s hope lie in the things of this earth, for if that were the limit of our hope it would lead only to despair. This does not mean we do not work to ease material needs. On the contrary, it is the small relief – and sometimes large relief – that we offer which opens the door to the true hope that is offered to all.
To serve in hope does not mean to ignore the worldly, but to keep our eyes upon, and share, the true hope. As Blessed Frédéric put it, “this detachment from the world must not be turned into discouragement about our duties. In that consists the whole secret and the whole difficulty of the Christian life. We must think as if we were to quit the earth tomorrow, and we must work as if we were never to leave it.” [Baunard, 423]
Contemplate
Do I sometimes begin to despair when we cannot resolve every need for the neighbor?
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Contemplación : En Esperanza
Traducción de Sandra Joya
“Serviens in spe” el lema de la Sociedad declara “” sirviendo en esperanza.””
En nuestra Sociedad contemporánea. y en nuestra naturaleza humana tendemos a tener una visión a corto plazo de las cosas. Esperamos buen tiempo para el fin de semana, un aumento o un ascenso en el trabajo, o un resultado positivo de un exámen médico; en resumen, esperamos que nuestros planes salgan bien. Pero éstas esperanzas, incluso cuando involucran cosas más serias, son en realidad sólo deseos de buena fortuna; pasan rápidamente y pronto se olvidan,ya sea que se hayan realizado o no.
La esperanza con la que estamos llamados a servir como Vicentinos es la misma esperanza con la que nuestra fe nos llama a vivir como cristianos. No es un sentimiento pasajero, ni simplemente una visión positiva es una de las tres virtudes cardinales que nos dio San Pablo, quién también nos enseña que el amor ( caridad) es el más grande ellos. De hecho nuestra Regla nos recuerda servir al prójimo sólo por amor. El amor es el motivo de nuestras acciones. Sin embargo, mientras servimos por amor, servimos en esperanza.
Así como el amor por el que servimos no es un amor romántico o fraternal, sino en amor divino y de entrega, la esperanza con la que servimos, no es una esperanza temporal o mundana. Esto puede ser difícil de recordar durante las luchas en nuestras propias vidas y puede ser aún más difícil recordarlo cuando nos enfrentamos a las luchas de nuestros vecinos, quienes a menudo efrentan desafíos mucho más serios que los nuestros. ¿ Cuál es la esperanza que ofrecemos a una familia que enfrenta un desalojo o un hombre sin hogar cuyo auto acaba de dejar de funcionar, especialmente cuando nuestra Conferencia ni siquiera tiene el dinero para abordar éstas necesidades?
Es difícil ver que nuestras esperanzas por el clima del fin de semana no son tan importantes; es mucho más difícil descartar una esperanza por comida y refugio como sólo un pensamiento de deseo, sin embargo, esto es exactamente lo que Cristo nos llama a ver cuando dice “” no se preocupen por su vida, que comerán o (beberan) ni por su cuerpo, que se pondrán. En efecto, es la esperanza, no el dinero ni el confort mundano, lo que nos da la fuerza para correr y no cansarnos, para volar con alas de águila, para caminar y no desfallecer.
Ni nuestra esperanza ni la esperanza del prójimo están en las cosas de la tierra, porque si ese fuera el límite de nuestra esperanza,conduciría sólo a la desesperación. Esto no significa que no trabajemos para aliviar las necesidades materiales. Al contrario, es el pequeño alivio- y a veces el gran alivio que ofrecemos lo que abre la puerta a la verdadera esperanza que se ofrece a todos.
Servir en esperanza no significa ignorar lo mundano, sino mantener nuestros ojos puestos en, y compartir, la verdadera esperanza. Como dijo el Beato Frédéric “” Este desapego del mundo no debe convertirse en desaliento acerca de nuestros deberes. En eso consiste todo el secreto y toda la dificultad de la vida cristiana. Debemos pensar como si fuéramos a avandonar la tierra mañana, y debemos travajar como si nunca fuéramos a dejarla”” ( Baunard 423)
Contemplar
¿ A veces comienzo a desesperarme cuándo no podemos resolver todas las necesidades del prójimo?