By Timothy Williams, Senior Director of Formation and Leadership Development
In a 1964 book, Marshall McLuhan concluded that “the medium is the message.” To fully understand a message, in other words, you need to understand the means by which it was delivered. This is perhaps why, from the time of creation, God has chosen so many different media to speak to us. He did so through the prophets, He did so from the mountaintops, He did so through storms and destruction, and He even did so in a tiny whisper. But still, it seemed, we did not understand. How frustrated must He have been with His children?
And so, He chose a new way to teach us. Rather than summon us to the mountain again, He came to us. He put on the cloak of humanity and made Himself one of us. He, the Lord Almighty, came to His lowly creatures, and He came not as a king or ruler, but as a humble, common man. As Bl. Frédéric once put it, the one who “regenerated the hidden world is a divine person who was hidden for thirty years in the workshop of a carpenter.” [24th Lecture at Lyon]
If not to the Father, to whom might we better listen than to one just like us, one who shares our suffering, one who comes not to be served, but to serve? One who loves us beyond all reason?
Frédéric’s Saint-Simonian classmates in the Conference of History strongly believed that their way of scientific progress, of planning the lives of others, could lead to the perfectibility of material lives. In challenging Frédéric to show the good of the church, it was their very confidence that they could be more than carpenters; that they could be architects that revealed to Frédéric the answer to their challenge: “We must do what is most agreeable to God…Let us go to the poor.” [Baunard, 65]
And so, then as now, we go to our neighbors, not as social workers or teachers, not as architects, but as carpenters, not as strangers, but as friends. We go to them in their homes, on the streets, in hospitals, in prisons, or in nursing homes. “In this way,” the Society’s Council General explains, “the contrast is obvious between the Society’s openhanded offer to help, in a spirit of love and friendship, and a State activity which demands that the poor come for help to a certain location.” [Commentaries, p.87]
On its surface, our message to the poor may appear to be assistance with rent or utilities, help with a job application or car repair, or “any form of help that alleviates suffering or deprivation and promotes human dignity and personal integrity in all their dimensions” because “no work of charity is foreign to the Society.” [Rule, Part I, 1.3]
But our true message, delivered by one who comes not to be served, but to serve, is best understood by understanding the medium, and like the Incarnate Word, our medium is love.
Contemplate
How can I best make my message to the neighbor a message of love?
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Contemplación: El Medio es el Mensaje
Traducción de Sandra Joya
En el libro de 1964, Marshall McLuhan concluyó que ” el medio es el mensaje”. Para comprender plenamente un mensaje, es necesario comprender el medio por el cual se transmitió. Quizás por eso, desde la creación , Dios ha elegido tantos medios diferentes para hablarnos. Lo hizo a través de los profetas, lo hizo desde las cimas de las montañas, lo hizo a través de tormentas y destrucción, e incluso lo hizo en un susurro. Pero aún así, parecía que no entendíamos. ¿Cuán frustrado debió de estar con sus hijos?
Y así, eligio una nueva forma de enseñarnos. En lugar de llamarnos de nuevo a la montaña, vino a nosotros. Se vistió de humanidad y se hizo uno de nosotros. El Señor Todopoderoso, vino a sus humildes criaturas, y no vino como un rey o gobernante, sino como un hombre humilde y común . Como dijo el Beato Federico lo expresó una vez: quién ” regeneró el mundo oculto es una persona divina que estuvo oculta durante treinta años en el taller de un carpintero”. (24a. Conferencia en Lyon)
Si no es al Padre, ¿a quién mejor escuchar que a alguien como nosotros, alguien que comparte nuestro sufrimiento, alguien que viene no para ser servido, sino para servir? ¿Alguien que nos ama más allá de toda razón?
Los compañeros sansimonianos de Federico en la Conferencia de Historia creían firmemente que su forma de progreso cientifico, de planificar la vida de los demás, podía llevar a la perfectibilidad de la vida material. Al desafiar a Federico a mostrar el bien de la Iglesia, fue su misma confianza en que podían ser más que carpinteros; en que podían ser arquitectos, lo que le reveló la respuesta a su desafío: ” Debemos hacer lo que más agrada a Dios….Vayamos a los pobres”. (Baunard, 65)
Así, entonces como ahora, nos acercamos a nuestros vecinos, no como trabajadores sociales o maestros.ni como arquitectos, sino como carpinteros, no como desconocidos, sino como amigos. Los visitamos en sus hogares, en la calle, en hospitales, en prisiones o en residencias de ancianos. De este modo, explica el Consejo General de la Sociedad, “el contraste entre el ofrecimiento de la Sociedad de ayudar tendiendo la mano, en un espíritu de amor y amistad, y la actividad estatal que exige que los pobres vayan a ciertos lugares en busca de ayuda.” (Comentarios, p. 86)
A primera vista, nuestro mensaje a los pobres puede parecer asistencia con el alquiler o los servicios públicos , ayuda con una solicitud de empleo o la reparación de un coche, o “cualquier forma de ayuda que alivie el sufrimiento o la privación, y promueva la dignidad humana y la integridad personal en todas sus dimensiones“, porque “ninguna obra de caridad es ajena a la Sociedad“. (Regla, Parte 1, 1. 3)
Pero nuestro verdadero mensaje, transmitido por alguien que no viene a ser servido, sino a servir, se comprende mejor al comprender al médium, y al igual que el Verbo Encarnado, nuestro médium es el amor.
Contemplar
¿Cómo puedo lograr que mi mensaje al prójimo sea un mensaje de amor?